«Olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno mismo»
J. Cousteau.
Recomendamos a nuestros clientes las piscinas de agua salada por ser más ecológicas y respetuosas con la naturaleza. La sal favorece que el color del agua sea más claro y luminoso.
Las piscinas de agua salada también son buenas para tu salud. El agua es mucho más suave y menos agresiva con la piel que en las piscinas cloradas. No se producirá picor ni enrojecimiento de ojos. Además, también protege mejor el pelo y no daña la ropa de baño.
Son más sostenibles al ahorrar en el mantenimiento. El consumo del producto químico se reduce muchísimo pues el agua se evapora, pero la sal no. Tan sólo tendrás pérdidas de sal al salir y entrar de la piscina, siendo las mínimas. Si usas agua sin demasiada cal y tienes un buen sistema el mantenimiento será casi nulo. Así, las mediciones tan sólo se realizarán para cerciorarnos de que todo está funcionando correctamente un par de veces durante la época estival.
Son más higiénicas porque usan cloradores salinos, dispositivos que se integran en el sistema de filtrado generando cloro gaseoso mediante electrolisis. Estos aparatos son capaces de aprovechar el agua salada para generar cloro gaseoso mediante electrolisis. Este cloro se disolverá en el agua y la desinfectará.
Todo el proceso es completamente natural, por lo que es mucho más saludable y respetuoso con el medioambiente que el método tradicional.